domingo, noviembre 29, 2009

El valor de las Ideas no es su slogan.

Bueno, no es tan impresionante el desenlace de esta historia; no obstante, es emblemático registrarlo ya que entre las potencias que refleja una entidad financiera, también se manifiestan entre sus componentes humanos. Siendo así, lo que le ha ocurrido a AJO no es más que su apego a un sistema laboral y social que lo aceptó, pero nunca lo incluyó.
Cuando estaba bajo el alero de Banco Santiago, aquello era una de las más alentadoras circunstancias para seguir manteniéndose fichado por su Administradora de Fondos Mutuos –hasta esos momentos, considerada una organización administradora de pasivos-. Sin embargo, caminaba el trato de absorción por parte del gigante español Grupo Santander y con ello, unos cuantos como AJO, preconizaban el fin de una era.
Hasta esos momentos, cuando aún pertenecíamos a Banco Santiago, el slogan imponía una observancia hacia el lapso y su cuantía: El Valor del Tiempo.
Ya para esa época, el departamento de partícipes era exigido al máximo. Empleados sacados de las bases –pilotos era el adjetivo par estos colaboradores-, hacían el trabajo de administrativos y por el solo hecho de mantener los sueldos de los primeros y terminar con los de los segundos, el departamento de archivo se hacía más rentable que todo el resto de la organización.
Justo en esa época entré yo a trabajar entre los nuevo del departamento de Partícipes y su continúo supervisor. Coincidiendo con el sentimiento que había provocado el ajuste que les comentaba en el párrafo anterior. Reconociendo de inmediato como se desenvolvían los empleados y de cuanto dedicaba el Supervisor a controlar a sus subalternos.
Todo lo puedo reducir ahora que ha pasado el tiempo y la figura no cambió mucho. El supervisor estaba tan abandonado como nosotros, a la suerte de la contingencia, el desaire de la cúpula y las gratuitas observancias de los pares y empleados de base. Todo esto agudizado cuando el sistema administrativo se concentró y los departamentos de emergencias ambientales fueron unificados por la empresa madre: Banco Santandersantiago.
La carga arrastrada por el departamento de archivo y servicios post venta, de la administradora general de fondos AGFM –como se le llegó a denominar legalmente para esa época- no fue reducida. Se le llegó a aumentar, aún más, sus condiciones adversas y se le traspasó la responsabilidad de llevar el control de primer F.M. estructurado del país.
En esos tiempos lo recuerdo muy bien, ya que fui yo quien estuvo atento a la planilla de cálculo ideada por L.P. para supervisar la evolución del periodo de comercialización del primer fondo mutuo garantizado. Al final, el instrumento financiero recaudó la meta impuesta y, en un cruce de pasillo, el G.G. me felicitó por los informes, los cuales debía dar mientras duró la operación de exacción.
Aún así, el departamento seguía a la deriva y el supervisor trataba de mantenernos aunados con labor y seguimientos. La ubicación del departamento fue muy cuestionada, ya que se sufrió con el encasillamiento de la oficina entre dos paredes y a un costado de la sala de reuniones. Éramos el departamento más próximo a la oficina del G.G.; sin embargo, el periodo que me tocó a mi estar, éste nunca ingresó a ver nuestro grupo de trabajo. Como le decía a mi jefe: “Acá los gerentes no tienen el sentido que las organizaciones son como embarcaciones y el capitán ha de ver el cuarto de máquinas, de vez en cuando.”
Aquello lo vi muy en el cristal de mis observaciones y sentí como mi supervisor, era víctima del abandono. Además de mantenernos en orden para con la labor, AJO debía mantener una postura acérrima e incólume, cada vez que salía de esas reuniones en donde, al parecer, las cosas se decían sin dobles interpretaciones.
Ahí también yo tomé la iniciativa y pretendí, de alguna forma, salir de la situación y ubicarme en otra área para dejar de sufrir el descontento que se me hacía, cada día, más difícil de sobrellevar.
Creyendo que, entre las infinitas bondades de los hombres visionarios, cabría la posibilidad que nuestro G.C. viera con buenos ojos alguna característica mía para saltar al departamento de MKT –con anterioridad ya había obtenido mi diploma de la USACH-, pero… Por algo estoy ahora escribiendo estas líneas. Quedándome una sola sentencia para coronar la indolencia de toda una organización, la cual afecta hasta el día de hoy al departamento en cuestión y este sigue dando el mismo dato: Las imágenes, simbolismos, representaciones no son su Slogan y menos lo tienen como un valor.

En santiago de Chile 29/11/2009

martes, noviembre 17, 2009

El extraño caso de Partícipes.


En las entrañas de la empresa financiera ocurre un, desafortunado, condicionamiento a todo lo que uno puede pensar como coherencia. Algo tan emblemático como saber de individuos tan inestables que laboran en procesos mecánicos y no entregan fallas, hasta que revelan su gran falencia. Claro está que: algunos nos sometemos a las circunstancias y tratamos de manejar la situación con los elementos que lanzan, desde la cúpula, para soslayar el deterioro.


            Recuerdo que, en una época –cuando laboraba en ese departamento-,  nos habían llamado a una reunión con el sicólogo laboral de RR.HH, mientras nuestro supervisor no estaba en labores –al parecer disfrutaba de sus vacaciones-. CK (las iniciales del sicólogo laboral) preguntaba que nos sucedía. Creo que unos fueron bien taxativos en indicar que: su jefatura directa estaba siendo su mayor dramatismo existencial y, a la hora de indicarlo, la encuesta de clima laboral fue su mejor instrumento.


            Fue mi turno y dado que en esos momentos mi cabeza trataba de entender a las redes digitales y sus formas de evolución, me fijé en un ejemplo, muy pertinente de mis estudios y a CK le indiqué: “Según la Teoría General de Sistemas (TGS), si un sistema general presenta errores en su dinamismo eso afectará, indiscutiblemente, al los subsistemas”. Especificándole luego, que más allá de nuestro líder directo, la misma empresa –en esa época FF.MM. Santandersantiago ADMGF- estaba tan inestable que aquello hacia repercutir aún más nuestro deteriorado estado departamental.


            Luego de salir de esa organización. Se mantuvieron en aquel departamento los individuos y la labor continuó, hasta estos días, dónde la historia se ha repetido,  con algunas subidas de intensidad. Pero esta no se da por el lado de una empresa que ha logrado las mayores rentabilidades y no ha procurado llegar con un saneamiento multitemático holístico, como se estila en estos tiempos. Por el contrario, el abandono se ha perpetuado.


            Se aplicó, nuevamente, un sistema analítico que es objeto de manipulación y solo da una imagen estática, condicionada y, probablemente, repetitiva de lo que han venido siendo los grupos humanos al interior de esa organización. Más en específico al departamento de Partícipes y su contraparte (¿?), en el ámbito del clima. Un análisis tan falto de objetividad, si la organización está dividida de ante mano (Comerciales y Operativos, piso 7º y 8º) Sin dejar de indicar que: si el Gerente General no se ha hecho presente, para reafirmar el liderazgo, con la intención de subsanar el alicaído ambiente, lo negativo está autorizado a que se suceda. Y, sin dudarlo, señalar que: el marketing interno no tiene cabida en el que dirige tal repartición en Santander Asset Management


            Una organización inconexa, un Marketing interno inexistente, un supervisor solitario, un grupo abandonado y unos cuantos locos tratando de soportar el asedio de la labor y sus endogámicas perturbaciones. Estas últimas, potentemente preparadas para realizar sendos descalabros, como mecanismos de autodefensa cuando los empleados observan que pueden ser detectados.


            Es extraño que, dentro de toda la dicotomía, Partícipes ostente el mejor sistema administrativo, al cual siempre se ha pensado llevarlo desde una versión física a una digital. Encontrándose siempre con la perturbadora inflexibilidad del departamento de sistemas ,para llevar a cabo las mejoras. Partícipes siempre ha mantenido una operatividad aunque, constantemente, se ha presionado al departamento para trabajar con una remuneración demasiado competitiva y una exigida distribución de su ubicación y disposición física dentro de la empresa, totalmente distante de la Mesa de Dinero -otro emblemático departamento de las empresas financieras-.





En Santiago de Chile a 17/11/2009.

 
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